Su puño se abalanzaba sobre mí. Yo intente pararlo cubriéndome la cara con las manos. No partía dolor, solo deseaba que aquello acabara.
La sangre me salpicaba, mezclándose con las lágrimas. Noté Sus Manos aferrándose a mi cuello. Su Boca Acercándose a mí, su aliento le delataba, Mientras escuchaba .- Eres una Zorra. Y sus manos me tocaban viciosas.
Pero apenas había comenzado, me tiró al suelo, Mientras yo forcejeaba y le decía-Déjame te lo ruego. Aquí no, los Niños Están durmiendo. Pero te dio igual, ignoraste mis lamentos, Mientras me insultabas, me dabas patadas y poco a poco que partía mas me costaba respirar. Eso aun te lo podia perdonar.
Luego me levantaste, me apoyaste Encima de la mesa, me arrancaste las bragas. Sin inmutarte Mientras te rogaba que Pararas.
Y cuándo viste que ya no me quejaba, me dejaste allí tumbada y ensangrentada. Y tú, me mirabas con esa sonrisa estupida que se puso en tu cara.
Pero fíjate, las vueltas que da la vida, que ese mismo día, tu coche se precipitó, segándote la vida. Y cuando me lo comunicaron fue mi cara La que se Ilumino.
Novia. |
Con mil ojos a la espalda
A la espera de alguna que otra falta
He cruzado mares
He llorado sangre
He matado en muchos lares
¿Ahora es cuando te levantas?
Tesoros incalculables he encontrado
En todo el tiempo que sola he viajado
Escondidos en mi alma
Resguardados de tus garras
No quiero mostrarlos,
Y matare a quien quiera arrebatármelos
¿Ahora quieres acompañarme?
Cuando mi corazón ha perdió todo latido
Convirtiéndome en un no-vivo
Mis labios ya se han tornan fríos
Y mi cuerpo inmóvil como el David de Miguel Ángel.
¿Ahora es cuando quieres amarme?
Acostumbrada al bajo suelo
De tu hogar ó de tu infierno
Poco a poco me hice fuerte
Convirtiéndome en la dueña de tu suerte.
¿Ahora lloras porque sientes el frio?
Cuantas veces me has dicho
Que solo creías en lo que has visto
Y no veías más de allá de tu egoísmo.
No soy esa mujer dulce y sonriente
Cautivada por tu ser
Porque aquel del que un día me enamoré
Se desvanece.
Ahora sueltame.
Novia
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Tu aliento frío roza mi nuca, me indica que estas cerca de mi. Giro mi cuello buscándote. No te veo, solo observo esa tenue luz, que la luna desprende, iluminando mi cuerpo.
Camino cabizbaja hacia la puerta que dejo abierta, por si entras. Mis pies se arrastran, mis brazos pesan, solo cuelgan. El recuerdo de tus besos deslizándose hasta mi cuello, delicioso manjar entre tus labios de hielo.
Y en la pared el reloj suena marcando las doce. Me siento, te espero mientras me pierdo en mis sueños donde tú apareces, me tiendes la mano y me ofreces lo que quiero.
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Tomo el último trago
Ese trago amargo
De una copa ya vacía
Mientras caigo al suelo
Sin encontrar el lugar
Ese donde todo el mundo es imparcial
Ahora se que es imposible
Que eso no existe
Que aunque yo quiera
la codicia gana por la mano
Siempre es la mano
Una simple voz ,
Una opinión pequeña para un mundo mal construido
Ahora aquí , sentada extrañando un abrazo
Una caricia, un beso
De un ser extraordinario
Me aguanto y cierro la boca
Cierro mi mano, maldigo
Evitando el llanto
Mi grito despavorido
Novia
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En el horizonte un abismo
Realidad de una soledad perfecta
Caminantes de luces ciegas
La Música del olvido suena
Tintineo inevitable, el tiempo
Como cascabeles truena
Enemigo incalculable
De aquellos que reciben la condena
De una vida con ausencias
Cuando la soledad llega
Aparece la conciencia
El dolor, la pena
Sentimiento de heridas viejas
Te detienes, coges fuerza
Para seguir peleando por cerrar las puertas
En las que Tarde ó temprano siempre el aire entra
Y ese aire te abofetea
Huracán de sentimientos
Que poco a poco me laceran
Esperando que llegue la hora
En la cual heredaran mi condena.
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Una habitación en un hotel rural a las afueras de un pueblo cuyo esplendor fue en la edad media y el asesinato y las enfermedades eran lo cotidiano. Nuestra estadía en aquel lugar debía de ser corta.
Me retiré temprano, para cobijarme en aquella habitación que olía a recuerdos. La habitación era amplia, tenía una cama grande, un baño y una pequeña mesa con un pequeño sillón de lectura. Esa noche había luna llena y una tenue luz amarillenta entraba por una pequeña ventana iluminando aquel espacio.
Me senté en aquel sillón, en silencio repasando uno a uno mis pensamientos y disfrutando de la soledad del momento. Algo de aquella habitación me tenía desconcertado. Había algo que hacía que aquella habitación no fuera del todo acogedora.
Me acerqué a una vieja estantería donde los libros carcomidos por el paso del tiempo y el polvo me indicaban que aquel lugar no había sido usado durante mucho tiempo. Llamó mi atención un ejemplar de las mejores obras de Lorca. Tomé el libro entre mis manos y decidí abrirlo aleatoriamente. La poesía es una de las formas más bellas de expresar sentimientos, al igual que la música.
El libro se abrió por la pagina 126. Esta estaba señalada con una hoja doblada, no puse mucha resistencia a saciar la curiosidad y desdoblé aquel papel. Una letra grande de alguien que no estaba muy acostumbrado a escribir. Solo había escrita una palabra. “CUIDADO”.
Volví a dejar el papel como lo había encontrado y decidí dar por finalizado el día. Me fui al baño, me puse el pijama y me lavé los dientes. Una sensación de plenitud me lleno al cubrirme con las sabanas y cerré los ojos.
No paso mucho tiempo cuando escuché como si alguien estuviera en aquella habitación. Encendí la luz, pero allí no había nadie excepto yo. Volví a apagar la luz, pasaron segundos cuando percibí que algo se metía junto a mí en aquella cama. Noté su aliento en la nuca, frio y su respiración rítmica. El miedo me tenia paralizada,deseaba encender la luz, pero temía que con el movimiento, me pudiera hacer daño. Entonces note como me susurraba al oído, no entendí lo que me decía ó quizás no quise entenderlo.
Mi brazo se dirigió rápidamente a la lámpara, encendiendo la luz y fue entonces cuando la vi. Era una señora vestida de negro, pelo canoso y unos ojos negro cobalto que resaltaban en su tez blanca.
Y desapareció.
Me levanté de la cama de un salto y me volví a sentar en aquel sillón acurrucándome como si ese sillón fuera el único lugar seguro de aquella habitación. En cuanto el sol entró por aquella ventana el miedo se disipó. Sé que aquella señora tenía algo que decirme, pero mejor en otra ocasión.
Siempre me habían gustado las historias de fantasmas. Esas que se cuentan entre amigos junto a los cementerios ó en noches de luna llena. Pero nunca pensé que a mí me pudiera ocurrir algo semejante.
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Pobre muñeca de cera
ingenua, pensaba
que no tenia corazón
pero llego el amor a su vida
y esa fue su perdición
Su corazón se ablandaba
con cada beso
con cada flor
Pobre muñeca de cera
aquel dia que se miró
y al ver su cara desfigurada
derretida por la pasión
pensó,
Que con la cara deformada
y el alma descompuesta
nunca volveria a ser
aquella muñeca de cera.
Diferente, porque cuando los demás ríen
Mi boca lucha por soportar
Esa sonrisa obligada que disfraza a doña soledad.
Miro a mí alrededor, denotando hipocresía
Puñaladas que se clavan en mi alma de niña
Alma pura y cristalina que la vida contamina.
Distinta, por faltarme esa sed de poder
Que enferma al más cuerdo,
Y que solo un demente puede carecer
Rabiosa, por defender lo que quiero
Batalla en la que soy el más fuerte guerrero
Arriesgando mi vida en ello.
Vacía, porque no siento nada
Porque ya no me siento
Estoy carente de vida.
Solo soy carne y hueso.
Arropada por la muerte
Mi querida compañera
Ahora se por que unos te temen
Y otros te desean.
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Nos adentramos por aquella cueva oscura, caminábamos despacio, intentando no hacer ruido, con una lámpara en la mano y acompañados del miedo.
Hacia mucho tiempo que nadie había transitado por aquel lugar, las telarañas se nos pegaban a nuestro paso, el polvo se levantaba en cada pisada. Realmente era profundo, pero al cabo de una hora de descenso por aquel estrecho pasillo, llegamos a una especie de habitáculo.
Aquel lugar era majestuoso, el suelo de mármol travertino, las paredes estaban cubiertas con delicadas sedas y una alfombra roja nos invitaba a dirigirnos había una escalinata, que nos daba acceso a un ataúd tallado con un exquisito gusto, que se encontraba en medio de aquel lugar.
Procedimos a descubrir la tapa, el miedo se apoderaba de nosotros, pero habíamos venido a terminar con aquella criatura que aterrorizaba a nuestro pueblo, asesino y depredador sin compasión.
Empujamos la tapa con fuerza hasta desplazarla unos centímetros. Salió un hedor nauseabundo, era tan insoportable que tuvimos que retroceder unos pasos.
Pero algo sonó detrás de nosotros. Nos giramos rápidamente y allí estaba, pétrea, una bellísima dama, de belleza inmaculada, su tez blanca y ojos negros que le daban a su cara un toque dulce, que provocaba en aquel que la miraba, sucumbir a su voluntad.
Pero no era una calurosa bienvenida. Aquella dulce dama, se abalanzó sobre nosotros, su rostro se tornó en una horrible criatura, con unos dientes amenazadores y una sed que se palpaba en el aire.
Me tiró al suelo, su fuerza era impresionante, no tuve ninguna posibilidad. La tenía encima de mí, podía oler su pelo, estaba tan fría como el suelo que tocaba, pero su forma de sujetarme era tan delicada al igual que eficaz. Fue entonces cuando vi como sus dientes se dirigían hacia mí. Mi hora había llegado y lentamente note como sus colmillos penetraban en mi piel, Era una sensación inexplicable, en ese momento deseaba la muerte, si eso era lo que sentiría al morir.
Pero algo hizo que ella se retirara de mí, estaba débil, miré a mí alrededor y pude ver a mi compañero rodeado de cuatro criaturas cubiertas de su sangre, como leones hambrientos, saciándose.
Entonces le vi, era él, aquel que habíamos venido a exterminar, se acercó, me cogió la mano y la giró de tal forma, que mi muñeca quedó a su merced. Intenté gritar, pero sus dientes penetraron en la frágil piel que la recubría y la única sensación que sentía era como mi sangre abandonaba mi cuerpo, poco a poco sucumbiendo al sueño eterno.
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¿Que es esta angustía? Es la Soledad
Que llena el vacio de ti
Como zapatilla de bailarina
sin compañera para bailar
usada, sucia y tirada
alejada
sola y necesitada de tus risas, penas compartidas
y por supuesto de tu compañia.
no quiero dejarte
Pero las circustancias me obligan
atravesar ese avismo
que nadie puede recorrer en mi vida
cuando me necesites
aquí estaré dandote mi vida.
Caprichoso conmigo siempre has sido.
Me gustaba meter la cabeza debajo del agua. Era una forma directa de escuchar mis pensamientos, de aislarme del mundo, de encontrarme a mi misma. Cuantas veces he paseado sola por la playa, escuchando el bramar de las olas, escuchando el chillido de las gaviotas que volaban libres sobre mí. Envidiosa de sus alas, de su libertad, miraba como surcaban las aguas que no tienen principio, ni fin.
Antes te preguntaba ¿que será de mí? Ahora después de diez años. Aun me encuentro aquí, sigo aislándome del mundo porque no quiero sufrir.
Ya no quiero encontrar la ilusión, solo transporto mi cuerpo, un saco de huesos sin sentimientos, que transita por un mundo que yo no elegí. He dejado de ser feliz, he dejado de sentir. No me preguntes desde cuando, pues tampoco te lo puedo decir, ni que me provoca este vacío, ni porque me acostumbre a vivir así.
Día a día me voy torturando, pensando si fui yo quien lo elegí. Intenté esconderme, no lo conseguí. Y en el transitar del viento encontré un ser maravilloso, un angel de papel, que me ayuda, que me ama, pero no lo puedo tener. No te reprocho nada, pues te puedo decir, que ha merecido la pena tal sufrimiento por aquello que viví.
Llevo en mi maleta la tristeza que se apodera de mí, la soledad, amada compañera y los sueños de volver a ser aquella que fui. ¿Donde quieres huir? caprichoso destino, ¿que me tienes reservado? ¡Calla, no digas nada! Se que aun el dolor y el llanto deben acudir a mi.
Los estoy esperando, resignada a Morir.
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Aquella sirena sonó, majestuosa, indicando que estaban dispuestos a poner rumbo por aquellos profundos y misteriosos mares.
Aquel ensordecedor ruido anunciaba la partida a otra vida, era algo que ansiaba Bairon desde hace mucho tiempo. Significaba la inversión a convertirse en algo mejor. Cada vez que esa chimenea emanaba ese sonido característico, una cortina de humo negro se propagaba por todo el puerto. Y su pesar se volvía indirectamente proporcional a su felicidad.
Todos asomados en la barandilla, agitaban las manos como si alejaran sus miedos y todo recuerdo allí vivido. Aquel titán de acero empezó a moverse como si de una bailarina se tratara, realizando un giro para dirigirse a mar abierto.
Paseaban en la cubierta, esperando que llegara la hora de la cena y poder degustar aquellos alimentos que serian manjares en esa situación.
Entró en aquel salón lleno de mesas dispuestas para que se sentaran todos los comensales. Se sentía bien y cada vez se sentía mejor según conocía el interior de aquella cáscara de nuez metálica.
Acomodado en una de las mesas, observo a la gente y comprobó que todos tenían esa sonrisa esperanzadora en la boca, como la que el tenía.
Le llamó la atención una señorita que estaba sentada dos mesas a su derecha. Su pelo negro, brillaba con el reflejo de la luz y sus rizos desafiaban la ley de la gravedad, dándole un aspecto tan dulce como un pastel de chocolate. Sus ojos verdes resaltaban en aquella habitación y en tan dulce ser.
También le llamo la atención otra jovencita inquieta debido a su adolescencia. Dominada por la rebeldía de sus hormonas, agitadas como el magma en un volcán activo. Esta era más desaliñada, pelo lacio y dientes prominentes. Una cara fácil de recordar.
Corría de un lado de la mesa a otro intentando atrapar al que debía de ser su hermano pequeño. Pero aun siendo de menor edad y estatura, aquel niño superaba con creces la astucia de aquella chiquilla.
Se sentaron con una bella dama y un caballero bastante apuesto, que miraba a la adolescente con una mirada lasciva. Ella se percató de la situación manteniendo la cabeza agachada por la vergüenza durante toda la cena.
Después de cenar, estaba tan nervioso, que no podía conciliar el sueño y decidió dar un paseo por cubierta. La luna y las estrellas salieron a recibirlos en aquel mar, iluminando el horizonte para que pudieran soñar con su destino.
Entonces, la sirena del barco sonó, vio gente alterada corriendo de un lado a otro del barco buscaban algo a su paso. Preguntó que ocurría y el contramaestre le indico que había desaparecido un niño y estaban mirando por si hubiera caído al agua. De ser así lo más seguro es que aquel niño no sobreviviera a tan gélidas aguas.
Al cabo de tres horas, el cuerpo apareció flotando, una anciana le divisó en el agua.
Aquella noche tan mágica fue enturbiada por aquel suceso y todos marchamos cabizbajos a nuestros camarotes deseando que aquello no hubiera pasado.
Al día siguiente, Bairon se fijó que el niño desaparecido fue aquel que jugaba con su hermana. El silencio en aquel comedor, era sepulcral por parte de todos los pasajeros.
No sabia porque, pero aquel suceso no seria el único que enturbiara aquel pasaje.
Esa noche Bairon tampoco podía dormir y volvió a salir a cubierta para coger aire.
Asomado en la proa de barco, pudo ver a una silueta traslucida de mujer con un niño a su derecha. La cara de Bairon se desencajó al reconocer a aquel niño y ver como le saludaban con la mano.
Cuando un golpe azotó el barco provocando que Bairon cayera al mar. Intento agarrarse a la barandilla pero el peso de su cuerpo mezclado con la fuerza que le provocó el golpe del barco hizo que se soltara cayendo al vacío y entrando en aquellas gélidas aguas.
Aquella mujer y aquel niño le estaban esperando y Bairon no se equivoco, pues ese barco cambiaria su vida.
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Juego de la orden
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Tumbada en aquella cama escuché un chirrido, como si una rama de un árbol rozara el cristal de mi ventana. Giré la cabeza pero era imposible que el aire emitiera aquel sonido. No le di importancia e intenté conciliar de nuevo el sueño.
En breve volví a escuchar ese sonido, me levante entre sueños y abrí la ventana. Las nubes tapaban la luna y apenas se podía ver , pero la curiosidad que me provocaba aquel ruido hizo que me asomara sacando la cabeza y mirara de un lado a otro sin ver nada.
Solo una brisa fría de dulce olor atravesó por mi cara. Cerré la ventana y me volví a la cama, no paso mucho tiempo cuando empecé a notar como algo se introducía por debajo de las sabanas con unos movimientos lentos y sigilosos. No se el motivo pero aquello me gustaba, y despertaba en mi deseos de los cuales yo desconocía hasta ese momento. El frío y el olor dulce volvió a mi recuerdo, eso y un pinchazo en mi cuello que se convirtió en placer extremo deseando que no cesara.
Abrí los ojos y le pude ver allí mirándome con esa mirada oscura, y esa expresión piadosa. Pero el trance de aquel placer ,hacia que todavía me aferrara más a el, suplicándole que acabara con mi vida.
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| A ti | Dec 12, '08 8:57 AM
for you |
A ti te maldigo, porque me dejaste sola
Porque te has ido
Dejándome la pena de tu vacío
A ti, que tantas cosas hemos vivido desde niños,
Que tantos secretos hemos compartido,
A ti que te llevo siempre conmigo,
Desde aquel día, te maldigo
Porque no te tengo cuando te necesito
Solo en mi pensamiento estas conmigo
A ti te escribo, porque no se como decírtelo
Que me duele tu vacío y por eso no sonrio
Y el día que nos encontraremos,
donde las estrellas viajan entre paraísos
Te diré a la cara, Cuanto te necesito.
|
Navegando por este mar de sentimientos, no diviso
tierra, No consigo encontrarme
Ocultos entre la tormentas, piratas, bucaneros y bandidos
Abordan mi paz, mi calma, tengo miedo a equivocarme
Solo se que vago sin rumbo
Buscando puerto donde atracarme
Tal vez, no exista ese puerto
Tal vez, mi destino es navegar los mares
Pero encontré una isla desierta
con tesoros incalculables
que cuanto mas conocía ,
más claro lo tenia
Que me pertenecía ,
amado lugar para refugiarme.
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| Sueños | Nov 3, '08 9:55 AM
for you |
No vivo, No siento
Pero tampoco muero
Mis sentimientos estancados
En aquel agujero, en el túnel del tiempo
Me castigan sin sentir todo lo que quiero.
Busco ayuda, no la encuentro
Quimeras que me hacen revivir este tormento
Porque en todas las noches, en todos mis sueños
Ahí estas tu, y te deseo
Extiendo mi mano, pero no llego
Y mojo la almohada con mis lamentos.
Entonces despierto,
Y descubro que no vivo, que no siento
Realmente estoy muerto
|
Altiva y sigilosa
Al compás de la danza de la noche
Sedienta por tener aquello que ya es suyo
Se acerca misteriosa para calmar su sed de sangre.
Cae en mi encantamiento, sométete a mi voluntad,
Calma mi sed y mi placer
Mientras la luna envidiosa y trémula
Baila maldita sobre nuestras tumbas
Siendo testigo de esta agonía
Que nos hace danzar bajo las estrellas.
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